Texto: María Dolores Ramírez Ponferrada @mariadoloresramirezp / Inmaculada de Castro Peña | Fotos de portada: A la izquierda, Luisa Rebeca Ward Hopwood (Ostende 1786 – Madrid 1859), esposa de don Diego Alvear y Ponce de León. Propietaria del lagar de Riofrío que, en su recuerdo, se denomina “La Inglesa”. El Archivo Municipal de Montilla conserva documentación de su actividad como bodeguera tras la muerte de su esposo. A la derecha, vista actual del Lagar de la Inglesa, en la Sierra de Montilla.
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Las historiadoras montillanas ponen el foco en el Archivo Municipal de Montilla para mostrar las numerosas referencias a la mujer en documentos que hablan tanto de la propiedad de lagares y bodegas como de la posesión de tierras cultivadas de viñas. Las acompañamos en este recorrido por los siglos XVII al XIX que demuestra que la mujer siempre estuvo presente, también en cargos directivos.
Nuestro trabajo de investigación tiene como objetivo construir un relato histórico verdaderamente científico y ésta es la razón por la que ponemos el foco de observación en la mitad de la población que ha sido ignorada por los historiadores hasta hace muy poco tiempo. Creemos que ese es el único camino que existe para corregir las distorsiones que, en el conocimiento de la historia, ha provocado el hecho de no tener en cuenta a la mujer como sujeto histórico.
Y si el protagonismo de la mujer ha sido relegado en todos los campos del desarrollo humano, mucho más si cabe lo ha sido en el ámbito empresarial, y especialmente en la industria vitivinícola que nuestra sociedad ha considerado tradicionalmente un mundo exclusivamente de hombres.
Sabina Alvear y Ward (Londres 1815 – Sevilla 1906) – Copropietaria con sus hermanos y hermanas del lagar y las bodegas familiares, durante muchos años llevó las cuentas del negocio financiero. En sus numerosos viajes, su dominio del inglés y el francés le permitió llevar directamente los vinos familiares a Francia e Inglaterra. A la derecha, una imagen de las Bodegas Alvear. Foto: Javier Portero.
Conocer el papel que ha tenido la mujer en la industria vinícola montillana es nuestro objetivo a largo plazo. Hoy, sólo pretendemos hacer una aproximación que ponga en evidencia lo mucho que nos queda por descubrir y analizar.
En nuestra investigación sobre el protagonismo de la mujer en el ámbito vitivinícola montillano tenemos como referente los trabajos realizados por la investigadora de la universidad de Cádiz, Lola Cosano Salado, quien está sacando a la luz desde hace ya unos años a numerosas bodegueras gaditanas que desarrollaron su actividad económica a lo largo de las centurias del XVIII y XIX.
Aurora Böhl de Faber (Cádiz 1799 – 1854) – Hija de la culta Frasquita Larrea, hermana de la escritora Fernán Caballero y esposa de Thomas Osborne Mann. Se hizo cargo del negocio familiar tras la muerte de su marido. En opinión de la investigadora Lola Cosano, merece ser reconocida como la fundadora de las Bodegas Osborne al salvar el legado de su marido y adquirir la parte de su socio Duff Gordon. A la derecha, una imagen de las Bodegas Osborne, cortesía de Turismo de Jerez.
Como señala Lozano, no hemos sabido verlas antes tanto por la opacidad que impregnaba la sociedad patriarcal a todo lo referente a la mujer, como por la propia miopía de los historiadores que no hemos sabido ver más allá de lo que dábamos por supuesto [1]. Nosotras, las autoras de este artículo, ya hemos corregido nuestra miopía y nuestros ojos ven cada día con mayor nitidez la documentación que conservamos.
En lo que concierne al Archivo Municipal de Montilla (AMM), las referencias a la mujer son continuas en los documentos que hablan tanto de la propiedad de lagares y bodegas como de la posesión de tierras cultivadas de viñas; documentación que es esencialmente de tipo fiscal: catastros, amillaramientos y aforos. Sólo a modo de ejemplo citamos a continuación los nombres de algunas de las numerosas mujeres agricultoras y bodegueras montillanas de los siglos XVII al XIX que aparecen citadas en los mencionados legajos.
Emilia Costello Fallon (Cádiz 1775 – 1839?) -Bodeguera jerezana creadora de la próspera empresa vinícola Viuda de Richard Sheil que llevó sus vinos a Inglaterra donde fueron muy conocidos. Ha sido estudiada por la historiadora Lola Lozano Salado. A la derecha, una vista de una bodega jerezana, cortesía de Turismo de Jerez.
Uno de los documentos más interesantes conservados en nuestro archivo es un aforo de vino, vinagre y aguardiente fechado en 1644. Se trata de la relación elaborada por las autoridades municipales y los peritos de la época en la que se detalla, con nombre y apellidos, todos los montillanos que tenían en esa fecha tinajas y candiotas así como la cantidad de vino que contenían estos recipientes, a fin de exigir los impuestos con los que estaban gravados estos productos.
Dicho registro se divide en dos partes, una dedicada a las bodegas que se encontraban dentro del municipio y otra a las que estaban situadas en los lagares del término, principalmente en la Sierra de Montilla. Tanto en el casco de la población como en el campo, llama la atención el abundante número de mujeres que aparecen como propietarias, lo mismo viudas que solteras. Evidentemente las casadas no aparecen puesto que son los maridos los que declaran sus propiedades.
Documentos del Archivo Municipal de Montilla que son testimonios de la existencia de mujeres bodegueras.
En lo que respecta al pueblo destacan, por el volumen de vino aforado, Juana de Ribera (vivía en la calle Lorenzo Venegas y poseía 5 tinajas de vino y 14 candiotas de vino), Ana Pérez (viuda de Juan Aguilar Tablada que vivía en la calle Juan Colín y era propietaria de 64 tinajas y 20 candiotas) e Isabel Medina y sus hermanas (que vivían en la calle Escuelas y tenían 12 candiotas y 4 pipotes).
En cuanto a los lagares de la Sierra destaca Teresa de Aguilar que poseía uno de los lagares más grandes de todos los visitados, con 22 tinajas de mosto; María Serrano cuyo lagar tenía 17 tinajas de mosto y dos de mosto tinto; María de Aguilar con 14 tinajas de mosto y una tinaja de vinagre y Juana de Rivera (de la que ya hemos mencionado sus propiedades en el municipio) con 16 tinajas de mosto y 1 tinaja de vino tinto con cáscara.
El exterior del Lagar del Ciprés, en la Sierra de Montilla, aunque en ruinas, conserva aún maravillosas vistas y hectáreas de viñedos a su alrededor.
El lagar de Teresa Aguilar con 22 tinajas sólo era superado en tamaño en el aforo por el de Francisco Muñoz que tenía 32 tinajas y dos candiotas, Luis Pérez Crespo que tenía 29 tinajas de mosto y Nicolás de la Torre que poseía en su lagar 23 tinajas de mosto, una tinaja de aguapie y otras tres sin especificar [2].
En lo que se refiere al siglo XVIII entre las numerosas declaraciones juradas de bienes que hacen mujeres, tanto viudas como solteras, podemos mencionar a modo de ejemplo a Josefa María de Aguilar Tablada, de estado honesto (soltera) que el 5 de septiembre de 1787 declaraba poseer, entre otras propiedades, una casa en la calle Antón de Aguilar proindivisa con su hermana doña María Antonia, la 12ª parte de una casa de campo con lagar de pisar en Riofrío, 4 aranzadas de viña en Riofrío y la mitad del Lagar del Ciprés proindivisa con otra mitad de don Luis Cañete de Cea, presbítero. En la parte de su pertenencia se incluye una bodega de 14 tinajas de cocer vino que tenían una cabida de 1100@.
En el interior del Lagar del Ciprés, la antigua maquinaria y las tinajas hablan de tiempos pasados mucho más prósperos.
En el mismo legajo encontramos a Catalina Ramírez, viuda, que declara un lagar en la Sierra, en Benavente, con 13 aranzadas de viña con algunos olivos e higueras, su casa bodega de 6 vasos y viga, lagar y husillo y demás peltrechos para vendimiar y también a Doña Juana de Arroyo, asimismo viuda, que declaraba poseer una casa en la calle Ortega y en ellas un lagar con viga, bodega y demás peltrechos con 12 tinajas de cocer vino [3].
De principios del XIX encontramos también una documentación muy interesante, el catastro realizado en 1818, conocido como el de Garay, por el ministro que lo impulsó, a través del cual conocemos que la viuda de Juan Pedro Susbielas Dª Francisca de Paula Miranda tenía sus casas principales en la calle Corredera esquina con calle Angustias, valoradas en 80.000 reales. Entre sus numerosas propiedades destaca un lagar nombrado El Nuevo, en el pago de la cañada de Cea, compuesto por cincuenta aranzadas de viña y las casas lagar con sus correspondientes oficinas para el beneficio de la uva.
Justo a la derecha de la imagen de la Calle Corredera, de Montilla, en la esquina con Calle Angustias, tenía sus casas principales Francisca de Paula Miranda, propietaria del que fuera el lagar El Nuevo.
Estaba valorado en 20.000 reales de vellón y producía 400@. También poseía el lagar nombrado de Vargas, situado en el pago de este nombre, compuesto de 35 aranzadas de viña y cuyas casas lagar poseían las correspondientes oficinas para el beneficio de la uva. Valorado en 12.000 reales de vellón, producía 240@ [4]. Al parecer, Francisca de Paula en la fecha que se realiza este catastro es una viuda aún joven puesto que la encontramos 26 años después, en 1844, declarando al Ayuntamiento de la ciudad, entre otras propiedades, una candiotera (bodega) que le produce 1000 reales [5].
En el siglo XIX tenemos también constancia de dos bodegueras que actuaron como tales: Dª Luisa Ward, viuda de don Diego de Alvear y Ponce de León y su hija Sabina quien no sólo intervino en la bodega llevando sus vinos a Francia e Inglaterra, sino que estuvo al tanto de precios y de toda la contabilidad empresarial, según se desprende de la documentación conservada en el archivo familiar. Bodegueras de las que ya hablaremos en otro momento.
Detalle de un documento a nombre de Francisca de Paula Miranda, fechado en 1844.
Vemos pues que, en los archivos, existe abundante documentación de los siglos pasados que está aún por estudiar y que pone en evidencia la existencia de mujeres bodegueras montillanas cuyas tierras y negocios llevaron a veces directamente y otras a través de encargados, exactamente igual que los varones coetáneos propietarios de viñas, lagares y bodegas. La documentación conservada en el Archivo Municipal de Montilla hay que completarla con la localización y análisis de la que sin ninguna duda guarda el archivo de Protocolos Notariales que se conserva en la Casa de las Aguas.
En lo que se refiere al siglo XX, además de la documentación escrita tenemos numerosos testimonios orales que nos informan de mujeres que llevaban directamente sus propiedades y estaban al tanto de las vendimias en sus lagares y de las existencias de sus bodegas. Es otra de las fuentes que, junto a las de los archivos ya citados, tenemos que trabajar y confrontar entre ellas.
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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:
[1] M LOZANO-SALADO, L., «Mujeres bodegueras en el Marco de Jerez. Avance sobre una investigación en curso» en RAMOS SANTANA, A. y MALDONADO ROSSO, J., (Eds), Jerez de la Frontera, 2020, pp. 209-249.
[2] AMM, Aforos, Legajo 339 B, expediente 7.
[3] AMM, Declaraciones juradas de bienes, Legajo 510 B.
[4] AMM, Catastro, Libro I año 1818, Leg. 512B, exp. 3.
[5] AMM, Declaraciones juradas de bienes, Legajo 595 B, f. 25.