Entrevista: Rosa Marqués @rocarmarcar | Foto de portada: Paco Méndez con un racimo de uvas Pedro Ximénez en la Sierra de Montilla. | Fotografías: Cortesía de Paco Méndez.
Tiempo de lectura: 5 minutos
«El relevo generacional es uno de los principales problemas y afecta a pequeños y grandes agricultores»
El mundo del campo también puede ser apasionante. Si no que se lo digan a Paco Méndez, un Técnico Agrícola, montillano, que aunque ha desarrollado la mayor parte de su vida profesional fuera de su pueblo, principalmente en la zona de la Subbética, también ha estado muy vinculado a Campiña Sur: Monturque, Puente Genil, Espejo… y por supuesto, Montilla y su Sierra, los conoce como la palma de su mano. Él que, a priori, no tenía ningún vínculo familiar –aunque por estas tierras ese vínculo lo tenemos todos de algún modo– siempre se sintió atraído por este mundo.
Acudimos a él para que nos cuente, de primera mano, a qué retos nos enfrentamos a pie de viñedo y de olivar, qué previsiones tiene de hacia dónde vamos y cómo es ese paisaje y paisanaje con quien Paco Méndez se relaciona a diario.
Controlando el momento de maduración de la uva.
– ¿Qué es lo que más te ha sorprendido en tu trayectoria profesional estos años?
Sin lugar a duda, el conocimiento del medio, muchos hombres y mujeres que llevan toda su vida en el campo. Sus observaciones, sus conclusiones, sus interpretaciones… son fuentes inagotables de conocimiento. También me sorprende, y a la vez me apasiona, el camino que nos queda por recorrer y cómo afrontar los nuevos retos: el cambio climático, la producción de alimentos más saludables, la digitalización, el relevo generacional…
– Trabajas por toda la comarca. Cuéntanos en qué proyectos estás inmerso.
La mayor parte del tiempo la ocupo asesorando a los socios de la Cooperativa de Nuestra Sra. de la Asunción, de Montemayor, y a los de la Cooperativa Ntra. Sra. de los Desamparados de Puente Genil. Temporalmente, estoy en el área de medio ambiente de la Fundación Social Universal. Asesoro en el día a día a varios agricultores particulares. Este año he tenido la oportunidad de trabajar con el Consejo Regulador de la D.O. Montilla Moriles.
Una vista de la Sierra de Montilla.
– Cómo valoras el estado de la viticultura en Montilla-Moriles. Hay quien dice que los viñedos se están arrancando y hay quien dice que hay más vides que nunca…
Sin duda, en los últimos años se han arrancado muchas hectáreas, los números están ahí. El ritmo de arranque se ha ralentizado, por tanto, llevamos varios años con el número de hectáreas más o menos estabilizadas. La viticultura en nuestro marco, a diferencia de otras zonas, está fuertemente arraigada. Muestra de ello, es el interés que hay por la reestructuración de viñas, por la realización de nuevas plantaciones y el trabajo con nuevas variedades.
– Qué problemáticas, qué obstáculos se encuentran normalmente los jornaleros o los viticultores que tienen pequeñas propiedades?
Existen varios problemas: El relevo generacional es uno de los principales y afecta a pequeños y grandes agricultores, tal vez sea el más cercano y el más inmediato, y en gran parte está muy relacionado con otros problemas como la baja rentabilidad y la gran dedicación que requiere, los efectos del cambio climático… El agricultor recibe ayudas, se les exige el cumplimiento de una serie de obligaciones vinculadas a estas ayudas, manejan productos fitosanitarios, suelos, agua… todo para poner alimentos en la cadena alimentaria. Todo ello, de una u otra manera debe estar documentado y respaldado. Para ello se utilizan (sobre todo a partir de la pandemia) muchos recursos informáticos, que no todos los agricultores llegan a controlar. La mayoría por encima de todo quieren ser fieles a sus obligaciones, que a nadie le quepa duda. El agricultor necesita una persona cercana, bien en su cooperativa, en su organización de productores, en su almacén de confianza, donde sea, pero necesita tener la tranquilidad de marcharse al campo con sus “obligaciones hechas”. Quieren tener a alguien que responda a su llamada de teléfono, que al fin y al cabo les de tranquilidad. Los técnicos, ahora más que nunca, debemos de dar seguridad y confianza.
Paco Méndez junto a unas botas de vino.
– ¿Qué lugares auténticos para tomar una copa con los agricultores, para compartir un poquito de sus vidas nos recomiendas?
Si es para hablar de trabajo, en el despacho. Si es para trabajo, y para conocer al agricultor y a la persona, en el campo, donde él se encuentra como en su casa. Los bares y tabernas cercanos a cooperativas o que sean frecuentados por gente del sector son ideales para tomar el pulso de lo que pasa en el campo. Ahí, podemos y debemos tomar una copa y conocer otras facetas de la vida del agricultor. Como decía al principio de la entrevista, no me he prodigado mucho profesionalmente por Montilla, pero todos conocemos esos lugares de nuestra localidad donde se puede conversar con una buena copa de vino. Si hablamos de Montilla posiblemente un lagar de la sierra sea un magnífico lugar. De las localidades en las que he trabajado conozco muchos y buenos bares, en los que se respira a campo.
– ¿Qué viticultor o viticultores jóvenes hay que seguir, o bien porque están haciendo algo diferente, o bien porque tienen un perfil curioso…?
Hay que seguir a muchos jóvenes y no tan jóvenes. El arraigo a la cultura del vino hace que mucha gente inquieta no pare de lanzarse a innovar y a experimentar, desde el campo a la copa, teniendo las ideas claras y sabiendo hacia dónde quiere ir. En los próximos años espero que veamos cómo se han materializado con éxito proyectos enológicos, de enoturismo, de artesanía y por supuesto proyectos netamente agrícolas. En mi opinión, en el campo, sobre todo en los más jóvenes, hay inquietud por realizar una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio, principalmente con la reducción de fitosanitarios e incluso iniciando la transición de sus explotaciones a cultivo ecológico. Hay cierto interés por la recuperación de algunas especies animales y vegetales características en la campiña. Hay interés por la protección y mejora de la biodiversidad. Esto es interesante no tan solo por los beneficios naturales que pueda reportar, sino también es interesante porque podemos dar a nuestra zona un valor añadido más. La biodiversidad debe ser un sello de calidad de nuestros productos.