Entrevista: Rosa Marqués @rocarmarcar | Foto de portada: Rocío Márquez clasifica las botellas de vinos ecológicos para la 22ª Edición del Concurso Ecoracimo. | Fotografía: Andreína Contreras @andrecontrerasphoto.
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«Se han inscrito nuevas bodegas en el concurso que no estaban en ecológico, entendemos que como parte del efecto COVID19»
La directora del Concurso Ecoracimo, y enóloga de las Bodegas Robles, nos recibe en el backstage de estos premios internacionales del vino ecológico que se celebran en el Castillo de Montilla, el 12 de junio, y que ya alcanzan su 22ª edición. Rodeadas de botellas, clasificando, organizando… nos cuenta cómo es y qué tiene de especial esta edición de los premios del vino ecológico.
– ¿Cómo surge Ecoracimo?
El concurso Ecoracimo surge por una inquietud de los productores ecológicos y, en concreto, de los de Andalucía y de Montilla, que crean una herramienta para difundir e incentivar el producto procedente de agricultura ecológica, con una certificación europea de uva ecológica y posteriormente, otra de vinos ecológicos. Tenemos doble certificación.
– ¿Qué es la uva ecológica para los que aún tienen dudas?
Es la que procede de una agricultura sin productos de síntesis, sin plaguicidas, sin herbicidas, con muchísimo respeto a los individuos que viven en el cultivo, con prácticas como cubiertas vegetales, y con tratamientos preventivos que trabajan grandes agroindustrias de tratamientos fitosanitarios –algo que ha cambiado muchísimo en estos 22 años que llevamos con el concurso–.
– ¿Ecoracimo qué funciones tiene aparte de premiar los mejores vinos ecológicos en sus categorías?
Sobre todo, pretende incentivar y premiar al productor ecológico que con tanto esfuerzo está realizando este producto con esta gran calidad, y dar a conocer al consumidor la grandísima calidad que tenemos a nivel nacional e internacional.
El equipo de Ecoracimo trabaja a destajo para que todo esté listo este sábado 12 a las 10.00 de la mañana.
– ¿Cómo ha crecido en estos 22 años el concurso?
Ha sido un crecimiento muy interesante no solo en el número de muestras, sino también en tipos de vinos que participan. Después de 22 años, hay hasta Grandes Reservas de vinos ecológicos. Y en cuanto a provincias y zonas donde la vitivinicultura ecológica casi no aparecía, después de dos décadas, ya tienen gran representación en Ecoracimo.
– Esta 22ª edición está muy próxima a la anterior. ¿Por qué?
Esta es muy especial porque, por la situación sanitaria que vivimos, la celebramos el año pasado fuera de fecha –y estuvimos a punto de no celebrarla– pero pensamos que no podía perder el vino ecológico y terminó celebrándose en noviembre. Se salía de la época típica, en primavera. Y en esta edición, en 2021, sí la hemos celebrado en su fecha. Por eso hace pocos meses estábamos celebrando la anterior.
– ¿Ha afectado esto a la participación?
Teníamos ese temor. Pero hemos tenido una grata consecuencia de este atrevimiento nuestro, y es que no solo han participado más vinos de esas bodegas que ya habían participado sino que además, se han apuntado más bodegas. Se han inscrito nuevas que no estaban en ecológico. Entendemos que esto es parte del efecto COVID, que todos nos hemos puesto a pensar en nuevas estrategias y tendencias. Y el medio ambiente es una tendencia no solo que ya está establecida sino que va a más. Es una de las peculiaridades de esta edición.
Entre los vinos ecológicos que entran a concurso hay vinos blancos, tintos, rosados, espumosos, vinos generosos… y este año también los vinagres y bebidas aromatizadas como el vermut o la sangría.
– ¿Cómo es el modelo del concurso?
Seguimos con un modelo muy respetuoso aunque estemos en esta incertidumbre. Nuestros catadores son locales pero con un nivel altísimo: enólogos, sumilleres, miembros de los Centros de IFAPA, que nos han ayudado muchísimo en el desarrollo del producto ecológico, preescriptores de revistas, e invitados especiales, como miembros de Canal Sur Televisión y de Radio.
– ¿Cuáles son las categorías en Ecoracimo?
Normalmente han sido vinos blancos, tintos, rosados –y en cada grupo subclasificaciones según los años de crianza, la dulzura–, y también espumosos, vinos generosos o vinos especiales, y este año hemos introducido el vinagre –porque desde Córdoba hemos apostado muchísimo por él– y también entran al concurso bebidas aromatizadas: vermuts, sangrías y todo este tipo de bebidas que son muy consumidas y un mercado muy interesante en lo ecológico.
– ¿Cómo preparáis el concurso los días previos?
Hemos evolucionado muchísimo. Gracias a internet las inscripciones son online y todo se arregla muy rápido. Lo primero es inscribirse a través de la web de Ecovalia, quien lo organiza junto con el Ayuntamiento de Montilla, que es la sede del concurso –se celebra en el castillo– y Diputación. Y colaboran SOW, la asociación de empresas ecológicas españolas; la revista Sobremesa, etiquetas Macho y este año se ha unido la Cátedra de Gastronomía de la Universidad de Córdoba, con quienes hemos desarrollado un sistema para recoger los datos del concurso.
Las botellas se sirven en la mesa de los catadores envueltas en una bolsa negra de plástico reciclado para que no se reconozca su procedencia.
Por medio de una aplicación móvil, los catadores introducen sus datos y se va realizando un ránking de puntuaciones. Para apuntarse para futuras ediciones en la web de la certificadora de Ecovalia, está la subweb ecoracimo.org y las bases son muy sencillas. Las muestras de cuatro vinos se envían a la sede al Castillo de Montilla.
Además, tenemos colaboraciones muy interesantes, ya no solo con la Cátedra de Gastronomía andaluza, sino también con el Ciclo de FP de Vitivinicultura del Instituto Emilio Canalejo que nos ayuda en la organización. Con ellos vamos abriendo las muestras y organizando las categorías y en qué mesa de catadores van cada grupo de botellas. Nuestros catadores siempre cuentan con un criterio de evaluación profesional y una vez que se recogen todos los resultados procesados, se publican.
– ¿Solo actuáis un día, el del concurso, como Ecoracimo? ¿Realizáis más acciones?
Cada vez más tenemos un calendario anual, porque con cada muestra, pedimos cuatro botellas. Aquí catamos dos, una en sala y otra que se deja por si hay algún defecto de corcho, etc. Con una de las dos botellas restantes, hacemos un bodegón para la prensa y la otra botella la usamos para eventos durante el año de Ecovalia o de la organización. Por ejemplo, si hay una feria internacional se muestra una selección, o los galardonados, en el stand de Ecovalia o Vinarin, otra de las asociaciones que nos apoya en este concurso. Y también sirven estas muestras para catas formativas en la universidad… incluso, de regalo a los evaluadores de las Tesis en Agronomía y en proyectos de Sostenibilidad. La intención es que divulguemos estos productos y que el productor sepa que estamos trabajando para ello durante todo el año.
Los alumnos del Ciclo de Formación Profesional del Instituto Emilio Canalejo colaboran en la organización del Concurso Ecoracimo.
– ¿Cuántas referencias están participando en el concurso?
Más de 200. Más que en la última edición. Ha sido una gran sorpresa para nosotros… 202 o 205. Estamos terminando de catalogarlas. 200 muestras multiplicadas por cuatro botellas de cada una…
– ¿Abrís al público general el concurso?
En las últimas ediciones hacíamos algo paralelo: abrir al público y que pudiera degustar las muestras para que hubiera un contacto más cercano de productos y público. Lo retomaremos para que se acerquen a la calidad de las muestras ecológicas. De todas las acciones iremos informando en la página de ecoracimo.org porque tendremos un calendario de todo lo que iremos haciendo.
– Las etiquetas de los vinos ecológicos son muy atractivas, frescas…
Sí. Van en consonancia con el producto. En este tipo de productos las etiquetas están más cuidadas y utilizan mucho colorido. Suelen trabajar el diseño con artistas, diseñadores… En general, el diseño para ellos es muy importante. Aún no tenemos un premio para esta categoría pero lo tenemos en mente. Queremos también premiar la Sostenibilidad. Valorar elementos como el corcho que utiliza, la botella que usa, la trazabilidad del producto, la huella del carbono… Son temas que en los próximos concursos tendremos en cuenta.