Texto: María Dolores Ramírez Ponferrada @mariadoloresramirezp  |  Fotos de portada: Retrato de Manuel María González Ángel, fundador de la prestigiosa bodega jerezana González Byass. (Foto de la Galería de sanluqueños ilustres) / Antiguos toneles del duque de Medinaceli procedentes de la Tercia de Montilla.

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Manuel María González Ángel (1812-1887) es un personaje fundamental para entender el origen de los actuales vinos de Montilla-Moriles. Los González Byass terminarán comprando todo el Llano de Palacio de los Medinaceli, el edificio de La Tercia y algunas casas de Montilla. En algunos de estos barriles, que iban y venían entre Montilla y Jerez, a mediados del siglo XVIII, nació el amontillado.

      El origen de los actuales tipos de vinos de Montilla-Moriles está íntimamente unido a las transformaciones que se produjeron en la industria del vino de Jerez a lo largo del siglo XVIII, época en el que el marco gaditano se encontraba inserto en el mercado vinícola atlántico. Y en este ámbito espacial, los productos vínicos que se consumían eran mostos y vinos en claro, fundamentalmente. Según el investigador Javier Maldonado Rosso, al que seguimos en este asunto, los vinos envejecidos eran muy escasos y estaban destinados a las combinaciones con otros vinos a fin de mejorarlos para destinarlos a un exiguo mercado de alto estrato económico social.

      En opinión de este documentado historiador, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, se produjo lo que se ha denominado “revolución inglesa de las bebidas” en la que surgieron importantes competidores a los vinos: brandy, cerveza, ginebra, etc. Debido a la influencia de estas nuevas modas se tiende a incrementar la calidad de los vinos y, por ende, a la producción de vinos envejecidos. El papel de los comerciantes ingleses fue esencial en zonas vitivinícolas como Burdeos, Jerez y Oporto. Otro elemento fundamental en la época, es la competencia de los comerciantes holandeses. Todos estos cambios constituyen la reestructuración del mercado vinícola internacional en la que los comerciantes ingleses se verían beneficiados.

Manuel María González Ángel con su esposa we love montilla moriles cordoba

Manuel María González Ángel con su esposa Victoria de Soto y Lavaggi y toda su descendencia. Juan, el hermano del fundador de González Byass, primero y, después, Fernando Valderrama Soto, un pariente de la esposa del fundador, fueron los administradores de la firma jerezana en Montilla donde vivieron en la denominada casa de Teresa Enríquez, junto al arco de Santa Clara. Allí pasó sus primeros 6 años de vida Pilar Valderrama, la Guiomar de Antonio Machado, que era nieta del administrador de la empresa jerezana.

      En opinión de Maldonado Rosso, el cambio de gusto y la reestructuración del comercio vinícola internacional produjo importantes transformaciones de carácter técnico, económico y social en todas las zonas vinícolas citadas, entre las que podemos mencionar: selección de las variedades de vid más adecuadas, mejora en el cultivo de las viñas y del estrujado de las uvas para la obtención del mosto, generalización de los trasiegos y de su clarificación, empleo de la mecha de azufre en las vasijas para evitar alteraciones microbianas, crianza y envejecimiento de los vinos, construcción de nuevas bodegas, etc. En las zonas citadas, y en concreto en la de Jerez, estas transformaciones dieron lugar a la aparición de nuevos tipos de vinos.

      De esta manera, en la segunda mitad del siglo XVIII es cuando comenzaron a generalizarse en Jerez los tipos aún vigentes, merced al envejecimiento y a las combinaciones del entonces aún incipiente “sistema de criaderas y soleras”. Esta nueva situación requería mayores inversiones de capitales, dado el inmovilizado dedicado a envejecimiento, tanto en existencias de vinos como en edificios destinados a la crianza. En este contexto, surgirá un enfrentamiento entre cosecheros (de mentalidad más tradicional) y comerciantes o almacenistas. Los primeros se opusieron a las prácticas enológicas de los segundos y criticaron el empleo de aguardiente y de arrope para el fortalecimiento de los vinos; apostaron por la producción de mostos y vinos en claro -en vez de envejecidos-, y por su venta en las épocas tradicionales; prohibieron por medio de ordenanzas el almacenado de vinos; fortalecieron el sistema de fijación de los precios, etc. Los grandes cosecheros se organizaron en gremio en la década de los treinta del siglo XVIII, para evitar los cambios que propugnaban los comerciantes.

matrimonio González de Soto bodegueros we love montilla moriles cordoba

Esta imagen del matrimonio González de Soto nos ayuda a imaginarnos el ambiente en el que se movían los bodegueros de la época.

      No debemos olvidar tampoco los cambios que se estaban produciendo también en el campo político: las ideas ilustradas y la incipiente liberalización de la economía. Luego, las Cortes de Cádiz y el triunfo del liberalismo y, por consiguiente, la desaparición de los gremios.

      A partir del último tercio del siglo XVIII, el comercio de vinos de Jerez comenzó a experimentar un crecimiento considerable que, tras verse dificultado coyunturalmente por las guerras finiseculares y la invasión francesa a España, prosiguió con mayor ímpetu y de forma incesante hasta mediados del siglo XIX. Según los datos aportados por M.M. Gonzaléz Gordón, entre 1800 y 1850 las exportaciones de vinos desde Jerez de la Frontera pasaron de 8.000 botas anuales en las dos primeras décadas a 16.000 en la década de los cuarenta: un incremento del cien por cien en tal periodo.

      Según informa Javier Maldonado, causa y efecto de este importantísimo crecimiento comercial fue la creación de un considerable número de empresas vinateras en Jerez, el Puerto de Santa María y Sanlúcar. Se trataba de empresas exportadoras de nuevo tipo, orientadas fundamentalmente al mercado británico, que absorbía la mayor parte de las exportaciones de vinos de Jerez. No se trataba, como hasta entonces lo fueron en general, de meras empresas comerciales, sino de compañías dedicadas al ciclo completo del proceso de producción vitivinícola: cultivo de viñedos, elaboración de vinos, crianza y exportación. Se trataba ya a finales del siglo XVIII de auténticas industrias vinícolas, orígenes de las modernas y actuales que caracterizan desde entonces el negocio vitivinícola del marco de Jerez. En definitiva, según Maldonado Rosso, la moderna industria jerezana (con los tipos de vinos actuales y el sistema de criaderas y soleras) convivió en el último tercio del siglo XVIII con la existencia del poderoso y tradicional gremio de cosecheros [1].

Monumento de Manuel María González Ángel we love montilla moriles cordoba

Monumento de los jerezanos a su empresario Manuel María González Ángel. (Foto extraída del blog La Sacristía del Caminante)

      Aunque es un tema que aún está por estudiar, con toda seguridad todas estas transformaciones llegaron a Montilla desde sus inicios ya que en 1711 se unió el marquesado de Priego (cuya capital era Montilla) al Señorío de Medinaceli (del que formaba parte la ciudad gaditana del Puerto de Santa María desde hacía siglos). Hay quien afirma que existían ya amontillados en las últimas décadas de finales del siglo XVIII. En este sentido, en el libro inventario de bodegas González Byass aparecen varias compras realizadas a Montilla, en 1834 y 1839, de un vino que ellos denominan amontillado 1760 [2].

      En la segunda mitad del siglo XIX las exportaciones de Jerez subieron de forma importante. Al vino oloroso tradicional se añade un “vino fino” mucho más seco y menos alcoholizado (15-16 grados) que los anteriores (23 y 24 grados). Para alimentar estas enormes exportaciones, los productores plantan viñas y no todas se encuentran en buenos suelos de albarizas. De todos modos, el viñedo de la comarca no basta y los exportadores de Jerez compran fuera, en la provincia de Huelva (Condado) y en la provincia de Córdoba (Montilla) [3].

      La mejora de la red de transporte en las décadas de 1850 y 1860 (red de ferrocarriles y carreteras), lograron por su parte un claro avance en el grado de integración del mercado interior hacia la década de 1870. Lo que hasta entonces habían sido mercados regionales aislados entre sí o integrados en el mercado internacional, como el marco de Jerez, Málaga o los litorales catalán y valenciano, fueron interconectados vía al interior del país, que desde los años 70 empezó a suministrar vino a los puntos exportadores [4].

antigua bodega de la Tercia duques de Medinaceli we love montilla moriles cordoba

Interior de la antigua bodega de la Tercia de los duques de Medinaceli en Montilla.

      Curiosamente, frente a los productores y consumidores nacionales, acostumbrados a los vinos locales, han sido los consumidores de otros países, no siempre expertos en la cuestión vinícola, pero exigentes como clientes, los que impusieron sus gustos y obligaron a los productores a adaptarse al mercado. Es en el siglo XVIII cuando la fama de los grandes vinos se consolida. De las 440 bodegas -algunas muy pequeñas, para consumo familiar- existentes en Jerez en 1754, se pasó a un millar en 1868. Y entre 1870 y 1875 se empezaron a construir las que se denominan “catedrales del vino”, grandes bodegas con alta cualificación técnica para la crianza, y gran capacidad de almacenado [5].

      En este contexto se produce la llegada a Montilla, en la década de los años 1840, de un hombre decisivo para su industria vitivinícola: el empresario gaditano Manuel María González Ángel. Existen diferentes documentos en los archivos montillanos que hablan de la presencia del fundador de González Byass en nuestra ciudad. Uno de los más interesantes es el acta capitular del 23 de noviembre de 1865 en la que se hace referencia a la presentación por parte de don Manuel González Ángel de una instancia en la que afirma que desde el 1 de enero de ese mismo año la sociedad jerezana trataba de fundar en Montilla una sucursal para la exportación directa de vinos de esta localidad a Inglaterra y a otros puntos del extranjero y que «con el fin de acreditar la procedencia de los vinos y evitar adulteraciones que pudieran cometer otros extractores desean el justo y merecido crédito adoptar por marca de referida sucursal, el escudo de armas de esta ciudad y por lo tanto pide se le autorice competentemente para que sólo dicha sucursal pueda usar la referida marca».

      El ayuntamiento montillano responde de forma favorable al proyecto del empresario jerezano y, por unanimidad acordó autorizar para que sólo esta sociedad use el escudo de armas de esta población teniendo en cuenta que posee en esta ciudad grandes depósitos de vinos, que desea vender los caldos montillanos sin adulteración y «no olvidando que los señores González han sido los primeros en presentar en los mercados extranjeros los vinos producto de esta localidad de lo que ha reportado un conocido beneficio a esta localidad» [6]. El 30 de diciembre se comunica a la corporación la respuesta de D. Manuel González en la que muestra su agradecimiento y manifiesta que nada le será más grato «que poder contribuir a sostener en el extranjero el justo y merecido crédito que disfrutan los vinos de este privilegiado suelo: noble empresa esta que mi antigua casa bajo la razón social primero de González Dubon y la de González Byass hoy, viene años ya desempeñando» [7].

Antiguos toneles duque de Medinaceli procedentes Bodegas Byass we love montilla moriles cordoba

Antiguos toneles del duque de Medinaceli procedentes de la Tercia de Montilla que Bodegas Byass trasladó a su bodega jerezana tras la venta de sus propiedades montillanas. González Byass llama a su amontillado más valioso Amontillado del Duque ¿Nacería el amontillado en estos barriles en su lugar de origen?

      Otros documentos que nos hablan de la actividad económica de D. Manuel González Ángel en Montilla se encuentran en el Archivo de Protocolos Notariales, entre ellos destaca el contrato de la compra de la Tercia fechado en 1857, edificio de los duques de Medinaceli que desde hacía años tenía alquilado la empresa jerezana junto a otras propiedades que conformaban el palacio ducal y que también pasarían a su propiedad, como fueron las caballerizas del palacio y el taller de carpintería que ellos convirtieron en bodega y tonelería y que compraron en 1858 por la cantidad 69.500 reales [8].

      Pero el testimonio más expresivo del papel desempeñado en Montilla por Manuel González Ángel lo encontramos en el informe oficial sobre la Exposición Vinícola Nacional celebrada el 1 de abril de 1877 en Madrid, en la calle Fortuny. En él el presidente del jurado dice lo siguiente refiriéndose a Montilla:

«El vino no se improvisa; hay que criarlo, cuidarlo y dejar pasar por él el tiempo necesario para que desarrolle todas sus cualidades. He aquí porque no tenemos aún vinos de pasto que puedan competir con los franceses; pero no vacilo en asegurar que podemos tenerlos. ¿Quién hubiera dicho a los jerezanos, hace años, que Montilla había de ser la estrella refulgente de nuestro mercado? Y, sin embargo, el genio de uno de sus hijos ha iluminado aquella región y sus productos brillan en este certamen de una manera verdaderamente notable. Los Señores González Byass y compañía presentan, además de una serie de vinos-tipos, una escala de soleras y criaderas compuesta de treinta ejemplares sin clasificar, que el Jurado, al discernirle la calificación correspondiente, ha creído que por mi conducto debía recomendarlo a la atención de la Junta de Presidentes para más alta recompensa, ya que no vaciló en calificarlo, por sus productos expuestos, como el primero entre los primeros expositores. Finura y delicadeza en el producto, un aroma exquisito y una elaboración perfecta, son las condiciones que resaltan en todos ellos. V E no extrañará que sus caldos combinados y de exportación aparezcan en segunda línea, al lado de los otros tan superiores; éstos no pueden ser objeto de un comercio activo, pero revelan la seguridad de una industria superior y acabada. ¡Afortunada la región que cuenta con elementos tales! El ejemplo es enseñanza y estímulo, que se reflejan ya en muchos expositores: no tardarán los más en seguirlos. Sólo me permitiré indicar a éstos que los vinos de Montilla serían tanto más renombrados, cuanto menos adición de alcohol acusen, ya que tienen condiciones de aromas tan superiores, y que la moda sufre un cambio en esta parte, digno del mayor aplauso. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid 4 de agosto nuevos de 1877.- El presidente, A. de Quintana. Excmo Sr. Presidente del jurado» [9].

      Queda claro, pues, el papel pedagógico que llevó a cabo el empresario jerezano en la zona montillana cuyos bodegueros fueron adoptando poco a poco los nuevos tipos de vinos que se elaboraban entonces en la zona jerezana, así como sus técnicas de elaboración.

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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:

[1]  MALDONADO ROSSO, Javier, <<Génesis de las vinaterías jerezanas y sanluqueña contemporánea>> en Ramos Santana, A. y Maldonado Rosso, J. (eds), El jerez-xérèz-sherry en los tres últimos siglos, El Puerto de Santa María, 1996. Pp. 13-27.

[2]  Archivo Histórico Fundación González Byass , Libro Inventario 1838-58, p. 16 y p. 67.

[3]  HUETZ DE LEMPS, A., <<La situación de los vinos de Jerez, Oporto y Burdeos en los mercados europeos en la segunda mitad del siglo XIX>>, en Ramos Santana, A. y Maldonado Rosso, J. (eds), El jerez-xérèz-sherry en los tres últimos siglos, El Puerto de Santa María, 1996. Pp. 103-127.

[4]  PAN-MONTOJO, J. “Mercado vinícola y acción pública en la España liberal: Del fomento a la regulación en Ramos Santana, A. y Maldonado Rosso, J. (eds), El jerez-xérèz-sherry en los tres últimos siglos, El Puerto de Santa María, 1996. Pp. 129- 158.

[5]  Ibídem.

[6]  Archivo Municipal de Montilla (AMM), acta capitular 1865, libro 162, sección 7 de agosto.

[7]  AMM, Acta Capitula, 1865, libro 162, sección 30 de diciembre.

[8]  GONZÁLEZ MORENO, J., «Montilla capital del Estado de Priego (siglos XVI y XVII)» en Montilla, aportaciones para su historia (I ciclo de conferencias sobre Historia de Montilla), p. 1-62.

[9]  Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional de 1877, publicado en la Imprenta Manuel Tello, impresor de Cámara de SM, Madrid, 1878. Siendo ministro de Fomento el Conde de Toreno, Capítulo IV, p. 489.

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