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RUTA SEMANAL

Montilla-Sierra de Montilla-Moriles Alto

Texto: Mara de Miguel @by_marademiguel  |  Fotografía: Javier Portero @estudio.casa.palop  |  Foto de portada: Te vas a llevar tu tarjeta de memoria a tope con estos paisajes de la Sierra Montilla.

Tiempo de lectura: 5 minutos

Esta ruta fotográfica recorre algunos de los más bellos paisajes y paisanajes de la vendimia en Montilla-Moriles, la primera que arranca en todo el hemisferio Norte.

Todo buen vino tiene su génesis en el tiempo de vendimia. No hay buen vino sin buena materia prima, y aunque parezca una obviedad, la recolección de la uva en los 17 municipios del marco vitivinícola de Montilla-Moriles es única. Y hoy queremos vivirla a través de un Safari Fotográfico por la comarca de Montilla-Moriles, captando gentes, lugares, momentos y puestas de sol.

 

SÁBADO POR LA MAÑANA

Arranca nuestra ruta fotográfica.

Son las 7:00 am de la mañana de un día cualquiera a comienzos del mes de septiembre. El sol lleva un rato fuera, mientras los vendimiadores paladean el último regustillo a carajillo en sus papilas gustativas y otros ni si quiera se acuerdan ya. Esta será la primera foto que disparemos. Este es uno de esos rituales con los que la gente de aquí se prepara para ir al campo.

ruta safari vendimia montilla-moiles

Son las 6.30 de la mañana y así se preparan para ir al campo.

En cualquier parte del mundo enológico están hablando de envero, cuando la uva empieza a madurar, mientras que aquí, en Montilla hace ya unas semanas que se inició posiblemente una de las vendimias más tempranas de todo el hemisferio Norte.

Paseamos y fotografiamos uno de esos pagos blancos de suelo calizo que parece que está pintado de color blanco, con tiza, por una de esas laderas que reciben la luz casi todo el día. Aquí la escala V de Winkler (una técnica para clasificar el clima de vino regiones de cultivo mediante la suma de calor o crecientes grados-día) revela que es de las zonas más cálidas del planeta y como tal, la uva madura antes.

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A las 9.00 de la mañana la luz ya parece las de las 12 del mediodía.

Mientras que en Francia están cruzando los dedos para obtener un poco más de luz, en Montilla-Moriles sobra luz y calor para la maduración del fruto. Pero a esta hora, la temperatura permite hacer fotografías cómodamente.

Ahora mismo corre una leve brisa que dejó descanso a los grandes racimos de uvas blancas de la variedad pedro ximénez mientras el sol dormía. Eso sí, en unas horas, el calor acechará de nuevo. Aquí sucede una carrera contra reloj cada día para evitar que la diferencia entre los grados de temperatura que tienen los racimos al ser cortados y los grados al llegar a la bodega no sea demasiado abismal. A las 13:30 puede haber unos 40ºC y eso no facilita el proceso de atemperamiento para elaborar el vino. Afortundamente, a esa hora nosotros estaremos ya en alguna taberna fresquita.

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No, no estamos en África. Este modelo de Land Rover aquí es de lo más típico.

Haciendo fotos entre tractores y todoterrenos

Subimos al coche. Un viejo Land Rover 4×4, descapotable, sin olvidar el sombrero de paja en la cabeza que los cortadores de uva tienen a gala como uniforme en esta zona. El sol, la brisa y ese olor de tierra caliza lo invade todo, mezclado con el gasoil de las pasqualis y el del mosto. Por mucho cuidado que se tenga al volcar los cubos, las cajas o las espuertas en el remolque, siempre se estrujan sin querer algunas uvas.

Estamos en lo que aquí llaman el Cerro Macho, en el punto que dicen es el verdadero centro de Andalucía y el más alto de toda la comarca de Montilla-Moriles, a unos 700 metros sobre el nivel del mar. Y sí, ese olor a tierra caliza y la estampa de las personas que trabajan en tan duras condiciones sobre estas tierras, hacen única esta vendimia. Los fotones salen a nuestro paso.

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Estos paisajes de la Campiña Cordobesa merecen unas cuantas de fotos.

A continuación ponemos rumbo a otra de las zonas de calidad superior de la comarca, los Pagos Altos de Moriles, donde nos subiremos a otear desde un mirador las vistas sobre la Campiña Cordobesa, los viñedos de las cercanas Bodegas Lagar El Monte y nos detendremos a ver un cortado en la cara de un bardal que nos muestra lo que aquí llaman la tosca hojaldrada o barajuela de suelo de albariza y que merece otra parada. Así podremos entender más del espectáculo del suelo y de las raíces de estas viñas, que son unas auténticas supervivientes.

Ni château, ni quintas: Aquí en Montilla-Moriles hay lagares

Continuamos con nuestra ruta, aunque hay que ser paciente por alguna cola de tractores que ya van iniciando el camino para soltar los primeros kilos del día en los lagares. Si Francia tiene los famosos château, Italia cuenta con la azienda, en Portugal son las quintas y los ranchos en California, aquí, en Montilla-Moriles hay lagares. Los lagares son casas-bodega con patio, encalados de blanco, que están rodeados por los cuatro costados de las tierras que nutren de las uvas a cada una de sus marcas de vino. Nacieron con el fin de hacer el proceso desde el corte de la uva hasta la prensa lo más rápido posible.

La tecnología es la gran aliada. Prácticamente casi todas las bodegas cuentan con sistemas modernos para despalillar y prensar las uvas y, una vez que tienen el zumo o el mosto, unos sistemas de control de temperatura casi infalibles lo estabilizan. Es todo un espectáculo captarlo con el objetivo de la cámara fotográfica.

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Así se cuidan por Moriles. En la Taberna La Solera el vino en rama es el protagonista.

Y como no todo puede ser admirar el paisaje, para refrescarse, una copa de vino en rama, en la taberna La Solera en Moriles es otra experiencia única. Tony te servirá un vino desde las propias botas (barriles) sin filtración ni tratamiento que marida con ibéricos, carnes… en una combinación de sabores auténticos que no tiene competencia.

Es tiempo de vendimia y por toda la ciudad empieza a oler al vino fermentando en las tinajas de cemento que ahora se han puesto tan de moda por los snobs del vino natural y que en la comarca de Montilla-Moriles se utilizan de toda la vida.

ruta 2 safari fotografico montilla-moiles

En Finca Buytron, un chapuzón y a descansar rodeados de vides ecológicas.

SÁBADO POR LA TARDE

La mejor puesta de sol entre vides

Por la tarde nos damos un merecido chapuzón en la piscina de la Finca Buytron, donde nos alojamos. Este encantador rincón rodeado de viñas, con vistas singulares al Castillo de Montilla, está dedicado al enoturismo en cuerpo y alma. Actualmente lo regenta una de las más portentosas enólogas de la zona, con lo que el buen vino y las experiencias enológicas de altura están garantizadas. Y después de unas horas de descanso, ponemos rumbo a la última parada de nuestro safari fotográfico: la puesta de sol para ver atardecer en el corazón de la Sierra de Montilla.

Antes pasamos junto a un peñón de piedra o roca, que aquí llaman Piedra Luenga, una singular cicatriz hacia arriba entre el paisaje de olivos y viñas que llama la atención y donde las energías fluyen de otra manera. Y cuando nos adentramos por fin en la Sierra de Montilla llegamos a nuestro objetivo, la Finca Cañada Navarro, que tiene posiblemente uno de los mejores atardeceres entre pámpanos para despedirnos haciendo un brindis al sol.

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La mejor puesta de sol de la Sierra de Montilla es la del Lagar Cañada Navarro.

En este lugar idílico donde los pájaros se arremolinan en los viejos olmos que una niña, que hoy es una de las guías adultas del lagar, plantó al volver de la escuela. Los pájaros, como nosotros, forman una divertida algarabía, y las chicharras también nos acompañan con su peculiar sonido.

La última foto antecede a la primera copa de vino y brindamos todos comentando las imágenes que para siempre quedarán en nuestra retina.

INFORMACIÓN ÚTIL

DÓNDE DORMIR:

Finca Buytrón. Carretera Córdoba – Málaga, N-331, km 43, Montilla; tel 630 76 88 77.

Esta casa rural con encanto se alquila completa, mínimo 5 de sus 8 habitaciones dobles. En temporada alta (navidad, semana santa, julio y agosto) mínimo 4 noches y 6 habitaciones; precio desde 32€/persona/noche. Esta casa rural con encanto, inmersa en una profunda reconversión, está rodeada de viñedos ecológicos de uva pedro ximénez, piscina con vistas espectaculares al Castillo de Montilla y sugerentes rincones donde desconectar y entrar en contacto con la naturaleza. La finca además tiene un importante componente histórico y una especial vinculación con el mundo del vino de la comarca Montilla-Moriles. Su propietaria, Rocío Márquez, es una respetada bióloga y enóloga y ofrece numerosas experiencias vinculadas al vino.

DÓNDE COMER:

Taberna La Solera. Calle Lucena, 43. Moriles; tel. 653 28 61 17.

Hasta esta acogedora taberna-bodega, que también funciona como despacho de vinos, peregrinan los amantes del buen vino. La estrella de la casa es su vino en rama, que el mismo Tony, es un viejo conocido del mundo del vino en Moriles, te extrae bajo el velo de flor de alguna de sus 50 botas. Aquí prima la calidad y la sencillez por encima de todo. Su excelente vino en rama, sin químicos, ni filtraciones se suele servir en una jarrita de cristal, que da para tres o cuatro copas, muy fresco acompañado de un plato de morcilla, queso que él mismo cura, y panceta espectaculares, por 14€. No dejes de probar sus deliciosas conservas, lingote de salmón o su tomate con ventresca.

QUÉ VER:

Lagar Cañada Navarro. Barrio del Cerro Macho, s/n. Sierra de Montilla; tel. 677 49 43 66.

Visita a la puesta de sol con degustación de vinos y cena nocturna, mínimo 5 personas, desde 12€/persona, niños bienvenidos. Casi en la parte más alta de una de las zonas de calidad superior de Montilla-Moriles, en el Cerro Macho de la Sierra de Montilla, este lagar no es solo el más antiguo y el que más sabor conserva de los numerosos lagares de la Sierra de Montilla, sino que también es el que ofrece una de las mejores puestas de sol. Santiago Jiménez, su propietario, es un enamorado del paisaje y te contará la historia de su familia vinculada a este museo vivo del vino. Se puede realizar la visita y la cata tras la puesta de sol, con cena incluida bajo el gran álamo.

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