Texto: Rosa Marqués @rocamarca | Fotografía: Andreína Contreras @andrecontrerasphoto | Foto de portada: Isa Calvache, de Caracol Tours, posa con la motosierra durante el curso de poda del olivar que imparte, gratuitamente, el IFAPA (Instituto de Investigación y Formación Agraria) de la Junta de Andalucía. Una forma de optimizar su negocio en su caso y una herramienta para volver a la tierra, como Plan B para otros.
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¿Estás en ERTE, sin trabajo? ¿El “apagón turístico” te mantiene desocupado? ¿Por qué no formarte en un curso relacionado con el olivar? Nos acercamos a los que imparte de manera gratuita el IFAPA, de Córdoba, para re-descubrir que el campo, la tierra y los olivos siempre han estado ahí y son una opción. Te contamos cómo son y de qué tratan estos cursos y qué nuevos perfiles se acercan al mundo del olivar.
“Yo, que he sido siempre súper urbanita y trabajaba como auxiliar de vuelo, el campo no lo quería para nada. Pero fíjate cómo cambian las tornas”, nos comenta Sergio Toro a pie de olivo, mientras toma nota con papel y lápiz durante una clase práctica de poda de olivar. Él, junto con una veintena de alumnos, asisten esta tarde al curso de poda del IFAPA (Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera) de Córdoba, y que depende de la Junta de Andalucía.
Sergio es de un pueblecito cerca de Santaella, y hasta hace unos meses vivía en el centro Madrid, y después del confinamiento “y de no poder ver el horizonte durante meses” ni tener expectativas laborales, ha vuelto a la tierra, a la Campiña Cordobesa, como tantos otros. Recuperar gente joven para la Campiña Cordobesa, aunque sea por un rato, vale la pena.
“En estos momentos mirando este entorno rural comprendo que para mí poder ver el horizonte a diario es algo primordial en la vida”, nos confiesa Sergio, que ahora tiene una pequeña empresa de diseño floral llamada La Culpa es de las Flores.
Sergio Toro, de Santaella, hasta hace meses auxiliar de vuelo en Madrid, ha vuelto a la Campiña Cordobesa y explora un Plan B apegado a la tierra.
“Antes de la crisis yo era auxiliar de vuelo, pero ahora estoy en ERTE. Mi padre tiene un poco de campo y olivos, y claro, he estado cogiendo aceitunas durante este tiempo. También me he formado en temas de jardinería, y ahora me he apuntado a este curso de poda del olivar para seguir aprendiendo”. De momento, ha encontrado este plan B “por si la aviación no despega”, nos cuenta entre bromas.
Como Sergio, descubrimos varios perfiles profesionales diferentes hasta ahora poco habituales en el campo, que trabajan para reinventarse o ampliar conocimientos. Es el caso de Isa Calvache, una impulsora del turismo slow en la provincia de Córdoba desde hace años. Isa es una habitual de estos cursos y, cada vez que puede, amplía formación.
“Yo comencé en esto del turismo aprovechando la experiencia que tenía de trabajar en los mercados internacionales. Decidí crear Caracol Tours, una oferta de turismo lento para los japoneses que visitan Córdoba basada en nuestras tradiciones”, nos explica mientras toma notas del profesor de poda.
Isa Calvache, fundadora de Caracol Tours, y habitual de los cursos del IFAPA, toma notas de lo que va explicando el profesor de poda.
“Uno de mis intereses era el vino, aunque en realidad el aceite fue mi primer trabajo en comercio exterior. En 2017, por ampliar mis registros de catadora para mis clientes, decidí hacer una formación de catas de aceite y a partir de ahí me enganché. Me interesó saber cómo se hacía y después quise conocer el origen. Lo siguiente fue ir a la tierra y es donde ahora estoy atrapada, en el olivar. Esta formación continua es clave para seguir mejorando la oferta de oleoturismo, viajes técnicos y catas que ofrecemos desde Caracol Tours”, nos cuenta mientras le pedimos que tome la podadora y pose para uno de nuestros retratos –en estos cursos a los alumnos no se les permite usar la motosierra para evitar accidentes, sobre todo, en aquellos que no hayan tenido un manejo habitual de la herramienta–.
Antes de que comience la clase práctica, los alumnos del curso de poda rellenan un formulario para evaluar la calidad del curso.
Los cursos del IFAPA, gratuitos e innovadores
Este organismo de investigación y formación de la Junta de Andalucía tiene en Córdoba un referente mundial en olivicultura. “Los cordobeses lo desconocemos, pero en el IFAPA de Alameda del Obispo, están los mejores técnicos e investigadores del olivar que están definiendo el futuro del sector, todo el tema de los riegos, el manejo del suelo, la poda…. “, explica Isa Calvache, que en estos años ha hecho un curso de especialidad en olivicultura (“un máster de 150 horas condensadas en un mes que es una pasada”), el curso de poda, y el de manejo de suelo y cubierta vegetal, también recientemente.
Las formaciones son gratuitas para todo aquel que quiera acercarse a la tierra. “Son los propios técnicos e investigadores del IFAPA quienes te van formando y además te van contando cómo van sus ensayos. Esta semana hemos estado con Milagros Saavedra, que es un referente a nivel mundial en el manejo de suelos y ella nos avanzaba algunas de las publicaciones que va a presentar ahora en Expoliva”, nos explica Isa Calvache.
Daniel Pérez, el profesor de poda y técnico del IFAPA, que hoy acompaña al grupo, nos avanza que estos cursos llevan 25 años impartiéndose en Córdoba. “Abrimos un curso y vamos recibiendo solicitudes a través de la web, también en papel, y se seleccionan los alumnos por orden de llegada, aunque normalmente entran todos los que los solicitan”.
Las solicitudes para los cursos (desde Agricultura Ecológica a la Poda de Cítricos) se envían a través de la web del IFAPA, o se entregan de forma física, y normalmente se aceptan todas las soliticitudes.
Los cursos suelen contar con una parte teórica, que se da en un par de mañanas, y otra práctica. “En este curso de poda de olivar, primero, durante una mañana visitamos los ensayos que tenemos en el terreno del IFAPA, y después, durante una tarde se hacen las prácticas en fincas privadas de los propios alumnos, o en fincas que ya conocemos”, explica Daniel.
“Hay 18 IFAPAS en toda Andalucía, aunque el de Córdoba es el más grande de todos. Formado por investigadores y técnicos, los primeros hacen sus investigaciones en laboratorios y viveros, y los técnicos desarrollan la experimentación en el campo. También ofrecen formación mediante charlas, jornadas o este tipo de cursos”, nos comenta el profesor, que lleva organizándolos varios años.
En Córdoba el mayor grupo de técnicos trabaja en relación al olivar y los frutos secos. Las investigaciones que se desarrollan en estos momentos van en la línea de la mejora genética y las nuevas variedades de olivo para seguir siendo competitivos y hacer frente a otros países nuevos en el olivar como Argentina.
El maestro podador, Juan Caro, con más de 30 años de experiencia es el profesor de prácticas. ¡Un lujo!
Una tarde aprendiendo a podar olivos
Juan Caro, maestro podador con más de 30 años de experiencia es el profesor de práctias y hoy comparte su experiencia con 20 alumnos venidos de todos los puntos de la Campiña Cordobesa. “Empecé podando hace 35 años. Aprendí de un podador veterano. En aquella época todo era muy tradicional, bastante distinto a las técnicas del olivar moderno. Antes se buscaba más la longevidad del olivo, hoy la productividad”, nos explica mientras a sus pies vemos una de las principales herramientas con las que va a trabajar hoy, la motosierra.
“Este tipo de poda es rápida, efectiva y productiva y se basa en eliminar del olivo las ramas innecesarias, no excedernos. Se trata de optimizar la poda”. Cuando le preguntamos por la maquinaria imprescindible nos habla de la importancia de que la “motosierra tenga una buena relación peso-potencia, fiabilidad y ergonomía”.
Pantalones anticortes, guantes y una sierra ligera pero con potencia y, sobre todo, tener muy claro qué ramas has de cortar.
Cuando da comienzo la clase, Juan comienza a andar entre olivos, motosierra en mano, hablando de conceptos que los alumnos ya han visto durante las clases teóricas. “Los olivos tienen un porte diferente según la variedad”, nos chiva Isa Calvache. “Los hay que tienen un porte vigoroso como el picual y otros, como el arbequino, que tienen una caída muy estética, al estilo de un sauce llorón”.
Mientras el profesor habla de que los olivos de nos rodean –que tendrán unos 19 años de vida–, les pide a los alumnos que elijan el primero para podar –le toca el turno a un picual– Isa vuelve a darnos algunas pistas de lo que ellos, los alumnos ya han estudiado en clase: “Los olivos se dejan crecer por los lados, de manera que por el interior, como no le entra luz, se desfolian, se quedan sin hojas. La poda de mantenimiento es fundamental para la producción”.
Hay que quitar las ramas que son chupones o gallos porque no echan aceitunas y se encuentran sobre las que sí dan cosecha.
Entre los alumnos, y conforme avanza la tarde, encontramos desde agricultores que viven de su olivar, a trabajadores para empresas de servicios como fitosanitarios o poda, incluso gente que se está tratando de reinventar, que vuelve al campo o que está en ERTE, pasando por dos estudiantes del Máster en Olivicultura de la Universidad de Córdoba.
El profesor de poda continúa explicando cuáles son las ramas indeseables: “El principal objetivo es quitar chupones o gallos, si es que existen… También la altura es importante, donde hay una rama que esté demasiada alta quiere decir que esta sombrea la de abajo… Si dejamos que suba demasiado perdemos luz y se pierden ramas por debajo…”. En unos minutos aclara, “el chupón es importante quitarlo porque aparte de que no echa aceitunas lo tenemos encima de la rama que sí da cosecha”, nos cuenta. Y así, entre terminología olivarera, la tarde avanza y finaliza la clase y nosotros nos vamos con esa reflexión de «la vuelta al origen». La necesidad de que los jóvenes vuelvan al campo y al mundo rural.
Según un reciente informe (el proyecto SURE-Farm), la formación, la inversión pública en áreas rurales y el apoyo a nuevos modelos de negocio son imprescindibles para hacer que la vuelta al mundo rural resulte atractiva para las nuevas generaciones.