ESCAPADAS Welove…
Baena – Castro del Río – Luque – Montilla
Texto: Rosa Marqués @rocamarca | Fotografía: Javier Portero @estudio.casa.palop | Foto de portada: En Baena encuentras rincones silenciosos como este, el convento de la Madre de Dios (1510) y placitas con vistas a la Campiña Cordobesa, con vigías como este ángel. Todo esto en su almedina.
Tiempo de lectura: 8 minutos
Partimos de la localidad de Baena para pasear por su almedina, comer en un restaurante que dirige un discípulo de un tres estrellas Michelin, en Luque, sorprendernos con un museo contemporáneo en el interior de una capilla, en Castro del Río, y visitar la bodega más antigua de Andalucía, en Montilla.
Acaba de comenzar el “año escolar” y ya estamos cansadas del trajín diario: el transporte, el trabajo, la incertidumbre… “¿Por qué seguimos viviendo en esta ciudad?”, nos preguntamos a menudo mis amigas y yo cuando quedamos. Y mientras damos o no el paso definitivo que nos saque de esta jungla urbana llamada Madrid, este año hemos decidido escaparnos a cargar las pilas, cada tanto, a algún pueblecito con encanto que nos aporte los ingredientes que buscamos ¿Sabes qué pueblo elegimos? Baena.
Baena se encuentra justo en la frontera entre la Sierra Subbética y la Campiña Cordobesa: aceite y vino a partes iguales.
Esta localidad cordobesa nos pareció la base de operaciones perfecta para todo lo que nos apetecía hacer. Baena realmente lo tiene todo: una cocina excelente basada en su espectacular aceite de oliva virgen extra –con restaurante de diez a tiro de piedra (te lo contamos más abajo)–; un alojamiento maravilloso con vistas a la Sierra Subbética (la localidad se encuentra en la frontera entre la Campiña Cordobesa y las Sierras Subbéticas)… Y ¡ah! esa terraza que nos conquistó de nuestro alojamiento (que también te lo contamos más abajo)… desde la que organizar nuestra propia barbacoa nocturna, acompañada con nuestros vinitos favoritos de la tierra, de Montilla-Moriles, cuya bodega también visitamos. Y claro está, todo esto salpimentado con nuestras confidencias bajo las estrellas. Planazo de amigas, ¿verdad?
Este entorno nos permitía todo eso y mucho más, porque además de movernos entre viñas y olivos lejos de lugares masificados, respirar aire puro y zambullirnos de lleno en la cultura del vino y del aceite, sin prisa, dejándonos llevar, conocimos interesantes artesanos y ¿Te apuntas?
El Arco de Consolación era la puerta a la muralla árabe de Baena, un lugar mágico para estar, sin más.
VIERNES POR LA TARDE
Baena es de esos pueblos que te enamoran a primera vista. No te esperas que esté lleno, como está, de románticos miradores donde perder la vista en el horizonte, en los que ver el sol marcharse al atardecer con el rumor de los pájaros aún latente en tus oídos… La gente camina sin prisa, se saluda. Para alguien acostumbrado al ritmo frenético de la ciudad estos detalles son bálsamo para su alma.
Las callejuelas estrechas de la almedina de Baena terminan desembocando, siempre en sentido ascendente, en la monumental plaza Palacio. Este lugar debió de ser el escenario de numerosos acontecimientos y citas históricas, y eso se encarga de recordarlo el remodelado castillo de origen árabe, del que ya se tienen noticias en el siglo IX (890) y que tuvo un enorme valor geoestratégico en la conquista cristiana de Granada por encontrarse en la frontera de ambos reinos.
Hasta el castillo de Baena, remodelado, al fondo, hay un encantador paseo (eso sí, en cuesta arriba)
En el Torreón de Morayma sus ocho habitaciones tienen un estilo contemporáneo.
La joya: un alojamiento con encanto con terraza y vistas
Nuestro coqueto alojamiento también tiene su historia. Está solo a un paseo del párking y también se asoma, desde lo alto de los restos de lo que fue la muralla árabe, a la Sierra Subbética. Su nombre nos resultó evocador desde el primer momento: Torreón de Morayma (la esposa del último rey nazarí) y su ubicación no lo es menos. Nos sentíamos todas Moraymas cuando llegamos hasta la puerta.
El rumor de las chicharras nos recibía como banda sonora, aún con el calor de un verano que se despide. Junto a la puerta de nuestra nueva casa, un pequeño arco con un coqueto mirador nos llamó poderosamente la atención. Es el llamado Arco de Consolación, un lugar mágico, como escondido (el perfecto lugar para dar un primer beso) donde después de dejar las maletas hicimos el primer brindis con un Montilla-Moriles: ¡Por nosotras!
La alberca, disponible todo el año, y la barbacoa son perfectas para sentirte mejor que en casa en el Torreón de Morayma.
VIERNES NOCHE
Para la ocasión nos habíamos venido cómodas. Sabemos que en estos pueblos todas las calles terminan siendo cuestas, y no, nos habíamos equivocado. En el Torreón de Morayma, lanzadas las primeras fotos para nuestros perfiles, la que más nos gustaba es la que tomamos desde la pequeña alberca de la terraza, donde refrescarse mirando la sierra. Muy instagrameable.
Después fuimos a picar algo por la parte céntrica del pueblo que, curiosamente, estaba bajando las calles en dirección contraria al castillo. La plaza del Ayuntamiento cuenta con varias terrazas perfectas para cenar de tapas. Amplitud y vistas constantes a la campiña desde casi cualquiera de sus calles, y por cada rincón guiños constantes a su Semana Santa, como el monumento al judío con el tambor: esos días prácticamente todo el pueblo sale a la calle tambor en mano para realizar los toques de las turbas de judíos coliblancos y colinegros, llamados así por las colas que cuelgan de sus cascos.
Por la mañana desayunar una buena tostada de aceite de oliva virgen extra con tomate, en el Casino de Baena, no tiene precio.
SÁBADO POR LA MAÑANA
A las 9.00 ya estábamos desayunando en el Casino de Baena. ¡Cómo no probar una deliciosa tostada de aceite de oliva virgen extra, con pan de pueblo, tomate y zumo de naranja! El Casino es elegante y agradable, fresco, y el servicio impecable. Igual puedes desayunar que tomar un aperitivo –sí, también tienen fino de Montilla-Moriles y tapas para acompañarlo–. Cualquier preámbulo era bueno para pasar a conocer el interesante Museo Arqueológico de la ciudad que se encontraba a escasos metros.
Después decidimos elegir una de las localidades colindantes para dar un paseo. Como una de nuestras compañeras es una amante incondicional de la madera de olivo, y a escasos 15 minutos en coche se encontraba una de las villas artesanales más afamadas en el trabajo de la madera de olivo: Castro del Río, allí nos fuimos.
En Siolca, Benito, un joven artesano de la madera olivo, de Castro del Río, nos cuenta todos los secretos de la madera del olivo.
Castro del Río, refugio de artesanos y de artistas
No llega a 8.000 habitantes, su estilo de vida es deliciosamente rural y sus artesanos, tal vez por esta tranquilidad que requiere el oficio, son de primerísimo nivel, muy reconocidos en toda la zona y últimamente a nivel internacional.
Castro del Río es una de las Zonas de Interés Artesanal de la Junta de Andalucía. Aquí realizan trabajos clásicos realizados en madera de olivo: sillas, mecedoras y todo tipo de mobiliario, de este que te puede durar cien años. Pero también están desarrollando obras para la alta decoración con madera de olivo, como sus grandes mesas con troncos de olivos centenarios, de dos metros y medio de diámetro –maderas todas con su certificación de sostenibilidad–. Estas elegantes mesas pueden verse en algunos de los mejores hoteles del mundo. Sobre todo en la actualidad, ahora que los materiales nobles y la madera de olivo, en concreto, está más de moda que nunca.
El trabajo artesanal de la madera en Castro del Río es mundialmente apreciado. Hasta el mismo John F. Kennedy tuvo dos mecedoras hechas aquí.
Después de realizar la visita en Siolca, donde el único maestro artesano en madera de olivo de la provincia de Córdoba nos atendió amablemente, pusimos rumbo al centro de la localidad. Tras pasar un pintoresco arco, el edificio del ayuntamiento de Castro del Río marca el límite donde se encontraba la antigua muralla. Eran las antiguas carnicerías reales. De ahí que una de las calles siga llamándose así, y también era la puerta de entrada a la antigua medina.
Un museo contemporáneo en el interior de una capilla
Junto al ayuntamiento, en un entorno en el que para nada sospechas, ¡sorpresa! nos tropezamos con una de esas visitas que convertirían la aventura en Castro del Río en un día memorable. El Museo Villatoro es una pequeña joya que atrae por las esculturas en hierro ubicadas en el exterior. Una puerta de entrada con un porte notable indica que hay algo ahí adentro que merece la pena visitar. Y así fue.
El Museo Villatoro es una impactante colección del artista multidisciplinar Antonio Villatoro en el interior de una capilla desacralizada.
Cuando entramos la temperatura bajó unos cuantos grados. Pero fue otro contraste, el que provoca el Arte Contemporáneo en el interior de una capilla desacralizada lo que nos resultó bellísimo. El autor de estas obras cedidas al ayuntamiento, según nos contaron, es Antonio Villatoro, un reconocido pintor y músico de la localidad que actualmente reside en Madrid.
Antonio Villatoro estuvo muy vinculado a la Movida Madrileña. Tuvo con Magnamara un dúo y ha sido colaborador de Pedro Almodóvar en varios trabajos. La obra de este artista no tiene desperdicio y va desde lo más figurativo a lo más abstracto y más matérico. Y en esta pequeña capilla, donde él de pequeño recibió misa, resume parte de su trabajo pictórico durante dos décadas.
Salmorejo de remolacha con tartar de salmón, nieve de cabra y cecina, con un vino en rama de la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario, en el restaurante El Olivo.
HORA DEL ALMUERZO
Un menú degustación de aplauso en un lugar escondido
Como aquí todo está muy cerca, para comer fuimos a visitar un restaurante del que nos había hablado maravillas una amiga de la zona. Otro lugar que no te esperas. Escondido en la localidad de Luque, a tiro de piedra de nuestro alojamiento, fuimos a disfrutar de la cocina de altura que practica un discípulo del chef Dani García en el restaurante familiar, el de sus padres, que ya se ha encargado él de situar en el mapa. Su menú degustación, de entre 10 y 14 platos, a precios imbatibles, nos pareció perfecto.
El restaurante llamado, cómo no, El Olivo, se convirtió desde ese momento en otro de los lugares de referencia, y el nombre del chef estrella (tomen nota): Francisco Barona Cañete, no se nos olvidará jamás. Su cocina, de mercado, sorprende y se adapta a los gustos de cada comensal, y en ella igual puedes probar un salmorejo de autor que un ceviche, que un tartar de atún que canelones de rabo de toro… Muy recomendable.
Francisco Barona Cañete, discípulo entre otros del chef Dani García, es el responsable de un menú degustación de 14 platos en el restaurante El Olivo, en Luque.
Después de una sobremesa larguísima, sin prisa, como manda la tradición; después de tomar unos cuantos chupitos de Pedro Ximénez de postre, y de haber disfrutado de lo lindo con este menú degustación, nos volvimos a nuestro coqueto alojamiento para descansar un rato, darnos un baño y ver la noche caer en nuestro particular paraíso con el cielo cubierto de estrellas.
DOMINGO POR LA MAÑANA
No nos queremos marchar de la zona sin hacer otro alto en el camino. Montilla queda muy cerca y la bodegas más antigua de Andalucía tienen aquí su sede: las Bodegas Alvear. Decir que estas bodegas fueron fundadas en 1729 es decirlo todo. Habíamos reservado la visita, de manera que nos estaban esperando.
La visita a las Bodegas Alvear nos deja momentos inolvidables. Pasear entre estas antiguas botas, entre vinos legendarios, es de lo más recomendable.
Paseamos por sus diferentes bodegas, entre andanas y cachones, terminología que fuimos conociendo allí mismo, mientras veíamos como se encalaban algunos rincones de la bodega, y entendimos en qué consistía el sistema de criaderas y soleras, el velo de flor, y conocimos el por qué se llamaban así uno de nuestros vinos favoritos de esta bodega: los 3 Miradas. La Mirada a la Viña, la Mirada al Lagar y la Mirada a la Bodega. Pero no se engañen, la bodega cuenta con soleras de más de doscientos años de antigüedad.
Esta bodega aún continúa en manos de los Alvear y van ya por la octava generación. Por los patios encontramos también maquinarias antiguas: las primeras prensas verticales que vinieron a Montilla para prensar la uva pedro ximénez, que se utiliza para hacer otro de nuestros vinos favoritos, el dulce Pedro Ximénez, que en esta bodega llevan produciendo varias vidas y de diferentes categorías y calidades. A base de capachos, prensas y presión se obtiene este preciado y premiado vino, reconocido mundialmente.
Antes de marcharnos para Madrid, necesitábamos el último soplo de aire fresco, dejar volar la mirada entre cerros y suaves lomas, y así lo hicimos en el Cerro de Don Juan, un mirador donde de nuevo pudimos admirar la sierra. ¡Hasta la vista! Volveremos a vernos.
Desde el Cerro de Don Juan, un mirador en plena Sierra de Montilla, divisamos algunas aves rapaces y nos despedimos hasta la próxima de este paisaje espectacular.
INFORMACIÓN ÚTIL
CÓMO LLEGAR:
Desde Córdoba a Baena se tardan 55 minutos en coche.
En la Estación de RENFE de la capital podrás alquilar un vehículo desde 14€/día si no dispones de vehículo propio o estás en ruta por Andalucía.
DÓNDE DORMIR:
Torreón de Morayma. Calle Arco Consolación, 10, Baena; tel. 665 67 42 14.
Esta encantadora casa rural de dos plantas con capacidad para 8 personas se alquila completa, en torno a 200€ por el fin de semana completo (dependiendo de la temporada), y un mínimo dos días. En temporada baja sí se puede alquilar una noche. Por su espectacular enclave, desde la terraza se ven las localidades de Zuheros y Luque, a solo 8 km, y por su orientación al sureste, en invierno también el sol calienta en la terraza, donde siempre podrás refrescarte en la pequeña y coqueta alberca.
QUÉ VER:
Castillo de Baena. Plaza Palacio, 4; tel. 957 67 17 57. Horario de visitas: De martes a domingos, de 10.00 a 13.00 horas. Y de 16.30 a 19.30 horas los jueves, viernes y sábados.
El castillo que, según el escritor baenense Francisco Valverde y Perales en su Historia de la villa de Baena fue el germen de la población primitiva de la ciudad, “debió existir sobre un terreno elevado que se encuentra contiguo al que ocupa la actual”. El el siglo XIII fue conquistado por Fernando III el Santo y después en el siglo XIV pasó a manos de la familia Fernández de Córdoba quienes lo convertirían más tarde en palacio siendo una de las residencias del ducado de la Casa de Cabra y más tarde de Sessa y Baena. Se mantuvo en manos privadas hasta finales del siglo XIX; se vendió en subasta pública, según se explica en Diario Córdoba, y estuvo abandonado hasta que en 2005 el ayuntamiento encargó la rehabilitación del monumento al arquitecto José Manuel López Osorio por cuya restauración recibiría en 2017, año de finalización de la misma, el prestigioso Architizer A+Awards.
Museo Arqueológico de Baena. Calle del Beato Fray Domingo de Henares, 5; tel. 647 57 26 41.
La llamada Casa de la Tercia, donde se ubica el museo, funcionó de almacén de grano y semillas, de bodega de aceite y de posada, e incluso, de cárcel durante la Guerra Civil. Su creación vino como consecuencia del descubrimiento del yacimiento de Torreparedones en los años noventa. La mayoría de sus colecciones son de época íbera y romana. En los alrededores de la antigua Iponuba se han encontrado varias esculturas de leones y de lobas que, según explican los expertos, confirman la existencia de un gran taller en esta zona, de donde salieron decenas de esculturas de animales en la época y que ahora son de gran valor arqueológico, repartidas también por otro museos, como el Museo Íbero de Jaén, o el Museo Arqueológico Nacional.
Parque Arqueológico de Torreparedones. Carretera A-3125, TK 18, Baena; tel. 607 16 37 87.
Este lugar estuvo habitado desde finales del Neolítico hasta comienzos del S. XVI, alcanzando su máximo esplendor en las épocas ibérica y romana, cuando logró la condición de colonia o municipio. A estas épocas corresponden los hallazgos más relevantes.
Museo Villatoro. Antigua capilla, hoy desacralizada, de la Divina Pastora, junto al Ayuntamiento de Castro del Río; Calle Don Andrés J. Criado, 1; tel. 957 372 375. Entrada gratuita con cita previa.
El museo de Antonio Villatoro, pintor y artista multidisciplinar recorre 20 años de su trayectoria mezclando arte figurativo y más abstracto en un entorno poco frecuente como es una capilla, en la que su obra también se plasma en el altar mayor. Formado en Bellas Artes en Sevilla, continuó sus estudios en Madrid, Londres y Nairobi donde se especializó en culturas primitivas que forman parte de su trabajo y de los rostros que plasma.
Bodegas Alvear. Av. de María Auxiliadora, 1; tel. 957 652 939. Precio de la visita, 12€ (existen precios especiales para grupos).
El recorrido de la visita estándar a la bodega más antigua de Andalucía, y de las más antiguas de España, incluye degustación de tres de sus vinos, dura una hora y media y en él se da a conocer el lagar, la sala de fermentación y las bodegas de crianza. Siempre con cita previa, el horario de visita es de lunes a domingo aunque los domingos y festivos exigen un número mínimo de visitantes. De lunes a sábado, existe un pase diario para particulares (también previa cita), de 12.30 en español y en ingles o francés antes de es hora. Se explica la historia de la familia, la variedad de uva, la Denominación de Origen, la zona de calidad superior, la pasificación, el proceso de crianza de los vinos, la fermentación, la crianza de los finos… La bodega dispone de una capacidad de crianza de 5 millones de litros en botas de roble, distribuidas en diferentes bodegas: La Sacristía y El Liceo, donde se guardan los vinos más viejos; Las Mercedes, más conocida como del C.B; Las Higueras y Buganvillas, donde envejecen los Pedro Ximénez y la bodega denominada “de la Casa”, primer emplazamiento de Alvear, situada en el casco antiguo de Montilla. Esta bodega, que actualmente se está poniendo en valor para ofrecer experiencias turísticas de calidad en el futuro, es del siglo XVIII, y en su bodega, se conservan las soleras más antiguas de la zona, amontillados con más de 200 años de crianza. También desde la propia bodega se ofrecen otras experiencias interesantes como la subida al Lagar Las Puentes, para entrar en contacto con los viñedos, que puede hacerse en el Land Rover 4×4 propiedad de la bodega; otra visita que incluye viñedos, lagar y bodegas, y catas más amplias y especializadas si el si el cliente lo desea.
DÓNDE COMER:
Casino de Baena. Plaza de la Constitución, 5; tel. 957 67 01 48. Abre todos los días de 9 a 2.00. Sábados y domingos de 10.00 a 2.00.
De 1913, este edificio de salones elegantes, con un patio interior acogedor y al aire libre, es perfecto para desayunar una buena tostada de pan con aceite de oliva virgen de la D.O de Baena. También es perfecto para tomar unas tapas, o almorzar un económico menú diario, desde 5€. Tienen vino fino (no hay mucha variedad) pero la suficiente para tomar un aperitivo de la tierra al mediodía.
Restaurante El Olivo. Calle Cronista, Calle Vicente Estrada, 21, Luque; tel. 655 97 55 25. El restaurante abre todos los días excepto martes, para desayunos, almuerzos y cenas.
En este local informal se sirve, en su salón interior, un menú degustación de entre 10 y 14 platos obra del chef Francisco Barona Cañete, discípulo del laureado Dani García. El menú degustación, que varía dependiendo de los gustos de los clientes y de la temporada (es cocina de mercado), tiene un precio, sin vino, bebidas aparte, a partir de 40€.