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Texto: Mara de Miguel @by_marademiguel

Tiempo de lectura: 5 minutos

Los vinos de Montilla Moriles son tan polivalentes y actuales que permiten hacer maridajes muy interesantes con cocinas de todo el mundo, armonías gastronómicas que no son tan obvias como el maridaje de estos vinos generosos con la cocina andaluza.

Ahora que están tan en boga las cocinas exóticas de otros países; ahora que todo el mundo parece haberse hecho un experto en ramen, se pide sushi a domicilio y se toma pizza todos los días… ahora es el gran momento de buscar nuevos maridajes con vinos de Montilla-Moriles. Es más, se puede hacer casi una vuelta al mundo utilizando los distintos tipos de vinos generosos.

sushi - en clave de vino - we love montilla moriles

Vino fino y sushi, la pareja exótica más deseada

Comenzamos nuestro viaje subiéndonos a un avión y aterrizando en Japón. Aquí vamos a maridar el famoso sushi de pescado con un medio de fino. En este caso, lo vamos a tomar con el fino en rama Terrevuelos 7, de Lagar de los Frailes de Moriles. La combinación salina del fino, con las piezas del sushi que llevan arroz, un pescado crudo muy graso, como es el pez mantequilla, o el salmón, y la textura de la propia del alga nori van a estar en muy buena sintonía.

En este caso buscamos, que la intensidad del sabor del fruto seco y esos aromas tan penetrantes que tiene el vino fino de Montilla-Moriles hagan de potenciador del sabor de la pieza de maki, y no necesitemos mojarlo en salsa de soja. El vino ya hace el milagro.

cocina libanesa - en clave de vino - we love montilla moriles

Vino Palo Cortado y la cocina libanesa, la pareja de moda

Con el siguiente billete en la mano, otro de los maridajes perfectos de los vinos de Montilla-Moriles con platos del mundo, nos lleva hasta el Medio Oriente. Aterrizamos en Beirut cuya cocina libanesa es famosa en medio mundo.

La propuesta es simple: una copa de palo cortado de Lagar Blanco, de Montilla que es uno de esos vinos que quitan el sentido y que le devuelven a la vida todo el hedonismo de los dioses. En este caso lo vamos a maridar con uno de los platos tradicionales del país, el Muhammara, un dip de pimientos rojos asados y frutos secos, que se toma como un aperitivo consistente, como si fuera un salmorejo, así, para compartir con los amigos, porque las cosas buenas, se comparten. No nos podemos olvidar de degustarlo con unos crudités: verduras crudas para mojar como zanahorias, calabacines o apio. Este maridaje con vino de Montilla-Moriles pide que alternemos el muhammara y luego, un sorbo del vino.

En este caso, la boca voluptuosa y aterciopelada de este vino palo cortado hará un equilibrio perfecto con las semillas de nigela, que le dan un toque de tierra, y un toque de umami. Una explosión de sabor controlada en el paladar del comensal.

ceviche - en clave de vino - we love montilla moriles

Vino Pale Cream y la cocina peruna, amor entre tiraditos y ceviches

La siguiente escala que hacemos nos depara en Lima, capital de Perú, una de las cocinas más interesantes del mundo, donde tomar unos tiraditos y unos ceviches bien aderezados. La acidez que aporta la lima (de cítrico) en este plato la vamos a compensar con un pale cream, que es uno de los grandes clásicos del Mayo Festivo cordobés. En esta ocasión elegimos la marca PilyCrim de Bodegas Navarro. Ese vino de medio dulzor y frescor en la boca conjugará y completará el registro sensorial en una cena informal, donde las papilas gustativas van a estar a flor de piel.

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Vinagres balsámicos con carpaccios italianos: nel blue ni pinto ni blu

Y para darle una vuelta de tuerca más, nos vamos a Italia, para tomar un par de carpaccios y cantar aquello de ¡Volare… oh oh! Pero a lo Gipsy Kings. Dos opciones: un carpaccio de ternera (ya que estamos, del Valle de los Pedroches) con rúcola y queso parmesano, al que le vamos añadir unas gotas de arrope del Lagar de Los Raigones.

El azúcar de éste balsámico natural de uva Pedro Ximénez compensará el amargor de la rúcola y cerrará el círculo con la intensidad de las lascas del queso de Parma haciendo un maridaje de vinos de Montilla-Moriles que es puro contraste.

Otra opción es un carpaccio de calabacín al que le vamos a añadir un caviar de vinagre balsámico de Pedro Ximénez de la marca cordobesa Desferas. Cerraremos el círculo, añadiéndole unos piñones y unos trozos de queso azul de la zona de Villaharta, de la quesería de Diego Plazuelo… Con esta combinación te saldrán más amigos que con los donetes.

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Vino Amontillado y la cocina thailandesa, el maridaje estrella con vinos de Montilla-Moriles

Pasamos ahora a otro país exótico donde los haya. Un paraíso terrenal en el que es muy propicio combinar sabores muy exigentes. La leche de coco, el cilantro, y la citronella, más conocida como lemon grass en inglés, nos van a poner las papilas gustativas en jaque y si le añadimos el tradicional wok veremos que el espectro que tenemos en boca es muy amplio.

El mejor acompañante para estos platos como el Pad Thai o Tom Kha Kai es un buen Amontillado. Vamos a elegir el Amontillado 1874 de Bodegas Delgado de Puente Genil, sabroso y seco a la vez y lleno de sutilezas, que van a conjugar a la perfección.

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Vino Oloroso y Tex Mex México, ¡cuate, aquí hay tomate!

Tomar unos Tacos al Pastor, tan típicos de México, puede ser una auténtica experiencia si lo maridamos con un Oloroso como el de Tauromaquia, de Bodegas Gracia, de Montilla. El toque del picante, la frescura de la piña, junto con la acidez del tomate y de la lima y el cilantro, armonizarán de manera espectacular con este vino oloroso, que va a aguantar la intensidad del pique y, a la vez, nos va a limpiar el paladar para que podamos seguir comiendo más tacos.

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Vino tinto con asados argentinos, porque los clásicos nunca mueren

Y de nuevo, en la terminal 2, nos vamos para Argentina. Allí, vamos a disfrutar de uno de esos maridajes de vinos clásicos: un asado de carne, hecha a fuego lento, con un vino tinto de Bodegas La Aurora. Se trata del Llanos de Palacio Roble, elaborado en barrica francesa con las variedades Cabernet Sauvignon, Syrah y Tempranillo y que tiene esos recuerdos a fruta roja, a esas pimientas rosas y un toque pulido de aromas empiromáticos. Un compañero de viaje perfecto para esas carnes argentinas.

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Vino Pedro Ximénez Dulce con Foie, la fuerza de la sencillez

Nuestro último viaje nos lleva a tierras francesas, con un surtido de quesos azules y un micuit de foie con unas tostas o unas regañás de Manolín Mora, de esas que hacen ‘crunch’ en la boca y no puedes parar de comer. No hay mejor maridaje para todos esos elementos tan intensos y deliciosos que un vino Pedro Ximénez Alamís 1972, de las Bodegas San Acacio, de Montemayor, una de las bodegas que tienen pasera propia. Este néctar negro, compagina, gracias a su densidad, con una untuosidad en boca, que te hará salivar desde que compres la botella.

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