Textos y Fotografías: María José Martín @mjmartingordillo  |  Foto de portada: Risotto falso de rabo de toro y Palo Cortado de Bodegas Robles, en el agradable patio del restaurante El Rincón de Carmen.

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Nos damos el gustazo de adentrarnos en la Judería de Córdoba y encontrarnos vinos de Montilla-Moriles de categoría: finos, amontillados, olorosos, Palos Cortados y Pedro Ximénez. Todo gracias al Cata&Tapas Montilla-Moriles Festival que organiza el Consejo Regulador de la D.O Montilla-Moriles y que se celebra hasta el próximo martes, 13 de octubre. Nuestra colaboradora, periodista y foodie, María José Martín, nos cuenta su experiencia.

Es Sábado noche y nos adentramos en una aventura inédita para cualquier cordobés: irnos de tapas por la Judería.

El responsable de tal atrevimiento es la DO Montilla-Moriles, que ha ideado una versión alternativa y tabernera de la Cata del Vino Montilla-Moriles, que por culpa del bicho –o gracias a él– no pudo celebrarse en tiempo y forma.

Hay que elegir entre una veintena de bares y tabernas de toda la ciudad, que nos hacen salivar con su oferta de noventa tapas combinadas con su correspondiente vino de Montilla-Moriles. Y no todo es fino, oigan, que también se pueden degustar amontillados, olorosos e incluso algún que otro Palo Cortado.

Sin duda, tener la inaudita posibilidad de pedir un oloroso Montilla-Moriles en una taberna de Córdoba sin que al camarero se le vuelvan los ojos en blanco –en el 99% de los casos– promete ser todo un aliciente para entregarse a este Cata&Tapas Montilla-Moriles Festival de título un tanto snob.

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Los vinos de Montilla-Moriles, los grandes vinos generosos, protagonizan estos días los menús de una veintena de tabernas y restaurantes.

Y ya puestos a arriesgar, decidimos atender al Ayuntamiento en su campaña de promoción de la Judería y elegimos un par de locales de esa zona. Sin embargo, antes de adentrarnos en territorio ignoto para el común de los locales, dirigimos nuestros estómagos hacia La Cazuela de la Espartería, taberna frecuentada por cordobeses en su camino hacia la plaza de La Corredera.

Pese a acudir solo un día después de la inauguración de la ruta, nos cuentan que ya se ha agotado el hojaldre de pato que pensábamos degustar con un FEO de Bodegas Delgado. El fino terminamos catándolo con unas berenjenas con salmón en vista de que su partenaire oficial, el Fino Pensamiento de Bodegas Lagar de La Inglesa, lo encontramos algo calentón.

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Níscalos con presa ibérica y Oloroso de Lagar Blanco en el restaurante La Cazuela de la Espartería.

Dimos paso a los níscalos con presa ibérica & Oloroso Lagar Blanco, vino que nos apetecía mucho probar pero que –cáspita– también se había agotado con pasmosa celeridad. Optamos entonces por armonizar las setas con el Amontillado 25 de Bodegas Pérez Barquero, un vino de categoría que nos ayudó a deglutir una carne algo seca.

Antes de seguir con el recorrido aprovechamos para saludar al gerente y fundador de La Cazuela, Pepe Salamanca. Se alegra de que la Cata del Vino haya vuelto la mirada hacia las tabernas, “que son las auténticas precursoras del Montilla-Moriles”: “Es donde siempre se han bebido nuestros vinos, donde siempre se les ha dado su importancia”.

Confiesa que no puede entender el concepto de taberna tradicional de Córdoba sin el Montilla-Moriles: La taberna es indisoluble de nuestros vinos. Lo que bebía mi padre y mi abuelo era Montilla-Moriles». Para su alborozo, de un tiempo a esta parte está viendo cómo “está creciendo la demanda incluso de vinos como el amontillado. Lo pide cada vez más gente joven, de unos 30 años, y también mucha gente de fuera que lo conoce”.

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Taco de Costilla de ternera y amontillado Tauromaquia de Bodegas Gracia, en la Taberna El Nº10.

Ahora sí, con la mente y el espíritu dispuestos, nos adentramos en La Judería por el recién remodelado Arco del Portillo. Nos encaminamos hacia la Taberna El Nº10, frente a la Facultad de Filosofía y Letras. Para nuestra sorpresa, mientras caminamos hacia allí nos cruzamos con bastante gente que va y viene por la Judería, algo que no estábamos acostumbrados a ver.

En El Nº10, establecimiento hermano de Casa Pepe de la Judería, su gerente, Lucía Pulido, nos recomienda el taco de costilla de ternera, que armoniza estupendamente con el amontillado Tauromaquia de Bodegas Gracia.

De hecho, Lucía nos cuenta que, “a pesar de la poca promoción”, los clientes están llegando atraídos por esta ruta y que el taco de costilla es la tapa que más demandan los parroquianos. No nos extraña: la carne es melosa, deshebrada y con un toque cítrico que recuerda a los auténticos tacos mexicanos. También está teniendo muy buena aceptación la oreja de cerdo frita con mayonesa de pimentón picante & fino Lagar Blanco. Queda pendiente.

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Mientras elegimos, siempre van bien unas aceitunas para acompañar a estos grandes vinos.

Nos pide que votemos la tapa+vino que presentan a concurso y nos miramos confundidos: ¿Un concurso? Primera noticia, nadie nos habló del concurso en La Cazuela de la Espartería.

Pero rápidamente nos reponemos del pasmo en el agradable patio de El Rincón de Carmen, también en la calle Romero, donde Daniela y Ionut, que regentan el local, nos atienden con rapidez y amabilidad.

El risotto falso de rabo de toro se merece estar entre las primeras posiciones entre las propuestas a concurso. Sin embargo, el Palo Cortado de Bodegas Robles que lo empareja lo encontramos algo falto de carácter para escoltar a su sabroso acompañante.

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Carpaccio de presa ibérica COVAP, parmesano y mayonesa de soya y amontillado Piedra Luenga, de Bodegas Robles.

Para terminar esta noche templada, nos decantamos por un exquisito carpaccio de presa ibérica COVAP, parmesano y mayonesa de soja & amontillado Piedra Luenga, también de Bodegas Robles.

Se nota contento al gerente del local, Ionut Gherman –también conocido como Juan– , después del brusco descenso del turismo extranjero que ha afectado especialmente a los locales del barrio desde mediados de agosto con el cierre de fronteras.

“Es una buena iniciativa, se nota que se está moviendo más la gente y el fin de semana está siendo muy animado” y espera que esta propuesta de la DO Montilla-Moriles se consolide para sucesivos meses de octubre.

Reconoce que, para los turistas, los vinos cordobeses “son un poco difíciles de entender: a la gente le cuestan un poquito al principio, pero cuando se acostumbran entran muy bien”. Aunque tanto él como su mujer proceden de Rumanía, apuestan “siempre por el producto local” y tratan de orientar a los clientes: “Mucha gente pide Montilla-Moriles, pero no saben que hay varios vinos que pueden probar y nosotros les aconsejamos”.

Nuestra ruta de vinos y tapas termina aquí por hoy. Recuerden que tienen hasta el martes 13 de octubre –buen día– para dejarse sorprender por nuestros vinos en algunos de los mejores locales de la ciudad.

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